Por EconomiaPolitica.uy
El proyecto Artiguista, comenzó a forjarse en el fragor de las luchas por la independencia del sistema colonial. Sin embargo, los principales ejes económicos se fueron construyendo en el marco de la guerra contra el centralismo porteño de Buenos Aires, y de la invasión depredadora del ejercito lusitano desde Brasil. Al primero le opondrá la propuesta de confederación de las provincias unidas del Río de la Plata, conocida como Liga Federal. Al segundo, a la campaña devastada por la guerra, el Reglamento de Tierras de 1815. Dos alternativas inéditas en el continente que ubican a Artigas como un adelantado a su época.
Fue sin duda una verdadera revolución pues cambió los ejes del poder. Desde allí comenzó a cambiar la propiedad de los medios de producción, el elemento principal de control en las decisiones económicas. En alguna medida lo hizo respondiendo a demandas criollas y en buena parte a las urgencias de la guerra y la reconstrucción de la actividad económica principal: la ganadería. Esta actividad, además, era la que podía dar una respuesta más rápida a las urgencias de la revolución.
¿Una forma de producción diferente? Sí, sin el monopolio terrateniente. ¿Una forma de distribución diferente? También, con reparto de la tierra, esto es empezando por la riqueza para generar ingresos mejor distribuidos.
Todo con arreglo a sus ideas políticas expresadas en las Instrucciones del año XIII, república, separación de poderes y constitución para la construcción de igualdad y libertad de los ciudadanos. Allí por vez primera se reivindicará la existencia de la Banda Oriental como una más de las provincias unidas.
El proyecto de integración
El proyecto Artiguista nunca fue destruir el sistema colonial por medio de una revolución que condujera a la fragmentación de la región, fácilmente dominable por el imperio de turno. Tampoco era preservar al centralismo porteño, que preveía extender sus dominios a todo el virreinato del Río de la Plata, incluyendo al Paraguay y a la actual Bolivia (entonces Alto Perú).
El desafío Artiguista se dio entonces en todas las dimensiones. En lo nacional, sustituyendo al poder oligárquico fundado en la colonia española por ideas republicanas muy avanzadas. En lo regional, su proyecto de confederación de las pequeñas provincias con la idea de constituir un poder defensivo frente a las potencias exteriores y una unidad económica superior que, mediante el intercambio y la cooperación pudiera construir un espacio de desarrollo económico y social. Sin duda su idea de integración regional, basada en una combinación de libre comercio interno con proteccionismo externo, era algo esencialmente nuevo y revolucionario.
La confederación de Artigas, más conocida por la Liga Federal, fue una respuesta a propósitos largamente incubados para desembarazarse de los obstáculos al desarrollo que significaba el sistema colonial español, cerrado en sí mismo y con eje en una España ya atrasada respecto a los países europeos que fueron cuna del desarrollo capitalista. Pero la propuesta de Artigas incluiría innovaciones que los terratenientes criollos difícilmente podrían digerir; por su carácter popular. El principal fue el reparto de tierras, y sobre todo sus beneficiarios, el pueblo que antes trabajaba a sus órdenes.
Se planteaba una confederación basada en una asociación de esas provincias mediante un tratado o un pacto, pero cada una de ellas organizadas bajo las ideas republicanas. En las Instrucciones del año XIII se detallaba esa visión de organización federal con el objetivo de potenciar un desarrollo regional integrado por economías diferentes, protegiéndose de la competencia externa con derechos de importación y exportación que conformaban una especie de unión aduanera.
La tierra. Recuperación económica con justicia social
La propia revolución, el éxodo que despobló la campaña, las invasiones que saqueaban el suelo oriental y la desorganización del gobierno en Montevideo pusieron en peligro el principal recurso sobre el que giraba la economía: la ganadería. Artigas lo vio con claridad y creó “el Gobierno Económico cuyo asiento fue la Villa de Guadalupe”i y exigió una solución. Así finalmente, se pondría en práctica el Reglamento de Tierras de 1815, una verdadera revolución en la propiedad de la tierra. El Reglamento definió de quienes se tomaba la tierra a repartir (los emigrados europeos y peores americanos), a quienes se les otorgaba (los criollos pobres, negros, zambos e indios), y las acciones a que estos se obligabanii.
Fue un verdadero ataque al latifundio, sin indemnización, que buscaba afianzar las fuerzas revolucionarias en la recuperación económica de la Banda Oriental, disponiendo de un recurso económico y de la protección necesaria para permanecer. Pero un año después comenzó la segunda invasión desde Brasil, lo cual estrechó en gran medida los efectos del reparto de tierras.
Luego de la derrota de Artigas, el movimiento que independizó a las colonias latinoamericanas no produjo un nuevo régimen de producción, no cambió la propiedad de la tierra, ni modificó la estructura de clases de la sociedad colonial. Las clases dominantes continuaron siendo los terratenientes y comerciantes hispano-criollos, que tomaron el control del estado. El hecho político de la revolución fue la independencia, y la soberanía de la oligarquía libre de comerciar con el resto del mundo.
“Por todo lo anterior, Artigas –desde el estratega del éxodo hasta el gobernante de Purificación– fue un avanzado para la época, y a 200 años de su gesta histórica, su pensamiento y acción, su coherencia, hacen que esté indudablemente a la vanguardia de sus contemporáneos. Su ideario fue revolucionario, democrático, participativo, promovió la justicia social y la equidad en un marco de respeto y promoción de los derechos e inclusivo de todo el cuerpo social. Fue la construcción de un modelo político de desarrollo social equitativo y sustentable con pleno respeto y promoción de los derechos humanos, es decir, ese fue el centro de un proyecto estratégico de construcción del socialismo nacional. El ideario artiguista es una referencia ineludible.” (Peripecias artiguistas en el siglo XXI – Ana Saravia y Leonel Briozzo en La Diaria – Posturas 2019)
El Artiguismo después de Artigas
“La construcción de la memoria colectiva es un espacio de conflicto. El recuerdo y el olvido no son neutros, y el conocimiento del pasado está ligado a los proyectos de futuro”iii. Exactamente, la búsqueda histórica en torno al proyecto de Artigas se ha relacionado íntimamente a proyectos políticos particulares, sobre todo en lo que hace a sus propuestas económicas. Así es que el Artiguismo de algunos en realidad es para olvidarlo, remitiéndolo a un nacionalismo que se deja de lado cuando el imperialismo exige implementar los compromisos asumidos.
El Artiguismo en Uruguay fue reivindicado por la izquierda desde la resistencia, y luego en el gobierno, enarbolando los derechos de “quienes por primera vez se sintieron tenidos en cuenta” (2), y la propuesta de integración regional para potenciar la soberanía de cada nación.
Hoy nos preguntamos si hay Artiguismo en la Coalición gobernante, cuando una de sus primeras decisiones fue desvincularse de los organismos de integración construidos para decidir con voz propia, fuera del panamericanismo y sin la amenaza del imperialismo norteamericanoiv, al mismo tiempo que se retrocedía en la construcción de soberanía económica en clave Artiguista.
La elección de los beneficiarios constituye el corazón de un proyecto político económico. Muy lejos de Artigas se encuentra la coalición gobernante en este punto, cuando define “al capital” y al empresariadov como los beneficiarios de sus políticas en primera instancia. Los “criollos pobres” caerán en una tercera o cuarta instancia, si el derrame de riqueza acumulada por unos pocos llegara a producirse. Un resultado que por ahora solo pertenece al mundo ideal de la teoría macroeconómica neoclásica.
i “Vigencia del Artiguismo” – Coordinador Histórico – Cadesyc 2007 (pag.8)
ii “El Reglamento de Tierras de 1815 puede ser analizado de muchas maneras, pero quienes lo aplicaron, quienes se sintieron perjudicados, quienes por primera vez se sintieron tenidos en cuenta, tenían y tienen nombre y apellido” – Ídem anterior, pág. 10.
iii “Nuevas miradas en torno al artiguismo” – Ana Frega y Ariadna Islas – FHUCE 2001 – Prólogo (pág. 6)
iv Desvinculación de CELAC y de UNASUR, regreso al TIAR y al Grupo de Lima.
v “Hoy gravar el capital es amputar la posibilidad de los que van a hacer fuerza en la salida de la crisis, por eso no lo vamos a hacer”, respondió el presidente ante la pregunta de si se evalúa aplicar esta medida tributaria. El País – 8/4/2020
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